Muchas veces de adultos, olvidamos lo que soñábamos ser de niños. En aquellos años había una lista de profesiones, juegos e incluso delirios que deseábamos ser. Hoy somos –quizás-, distintos a los que soñamos. Sin embargo la posibilidad del sueño –quizás-, podría seguir intacta. Eso es lo que me recuerda el disco “Acuérdate de vivir”, de Ismael Serrano. En este último trabajo el artista recorre esas premisas: las de lo que podríamos ser, en contraste con lo que somos.
En el disco hay recorridos por dolores del presente, con recuerdos del pasado y esperanzas de futuro. Una melancolía sombría rodea muchos temas, y pese a ello la fe parece nunca dejarlo. Como en “Te vas”, donde canta el adiós a una pareja, y repasa los mensajes de fantasmas que le susurran qué camino tomar tras la distancia. Lo mismo que en “No reconozco”.
El disco es uniforme, pero en “Espejismo” detengo la respiración y suspiro. Allí encuentro un mundo de coincidencias, encuentro claves del trabajo que están esparcidas por todo el disco. Allí, está la esencia de todos los discos de Serrano. También la de éste. Sus ideas, sus sueños, sus modos de contar cómo ve, siente y vive la realidad, esa que “termina donde acaba el espejismo”.
Finalmente, luego de canciones dedicadas a diversos tópicos -donde hay espacio a todo, incluso a “Preguntas”-, Serrano presenta el “Balance” de este tiempo. Allí se enfrenta a su ser. A lo que quiso ser y a lo que es… irremediablemente.
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