Una de tiros, y de vez en cuando, no le hace mal a nadie. No soy fanática del cine de violencia, pero el gancho de Johnny Depp y Marion Cottillard, dirigidos por Michael Mann me sedujo.
Me alcanza con eso para definir a “Enemigos públicos” como una buena película de entretenimiento. La historia atrapa todo el tiempo, y el humanismo de los personajes se hace sentir. Tanto, que se logra una empatía poco probable fuera de la sala de proyección: aliarse con el delincuente.
Los años de la depresión en Estados Unidos, y el clima de lo que debió ser Chicago por aquel entonces está muy bien logrado. Picardías, dolor, amor, y muchos tiros son la premisa para entretenerse, y deleitarse en una tarde de cine.
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