Hay pocas palabras que pueden explicar lo que encierra el concepto intimidad. Pero sin duda, sería la primera que elegiría para describir la experiencia de disfrutar a Luis Eduardo Aute en un concierto en vivo
El viernes 29 y el sábado 30 de mayo el artista oriundo de Manila (Filipinas), pero con sangre española, presentó en el Cine Teatro Plaza "Memorable Cuerpo", un recorrido por el humor, el erotismo y la gloria. La calidez de su voz y la compañía de un buen equipo de músicos fueron la delicia de una gélida noche de invierno que fue tomando color y calor con el paso de las prosas, las melodías, y de las canciones.
Historias personales, otras no tanto, y un recorrido por los secretos más sencillos de su humanidad fueron cubriendo como un manto las almas que participaban del memorable encuentro. Algunos relatos podían ruborizar al más tímido, otros emocionar al más parco. Sin duda fue un derroche de música, algo que el propio artista prometió al comienzo del show y con lo que finalmente cumplió a rajatabla con generosidad, no solo por las más de tres horas de canciones y poesía, sino por la experiencia de compartir pequeños secretos. Como el que cuenta que en un mundo de polaridades, como el blanco y el negro, el arriba y abajo, la izquierda y la derecha, hay algo que no tiene su opuesto: los girasoles. Sin embargo, luego de varias elucubraciones el don de poeta le permitió al cantautor imaginar un giralunas.
Cuenta la historia que una noche, cuando todos los girasoles decidieron juntos -como cada día- mirar el suelo, el giraluna decidió esperar mirando al cielo sin agachar ni esconder su cabeza. Esperó y esperó hasta que finalmente la noche le presentó a la Luna. Nunca la había visto y se emocionó tanto al verla que en la distancia ella se percató de su presencia. Entonces, notando la audacia del giralunas, le mostró algo que nunca nadie jamás antes había visto: su otra cara...
Historias personales, otras no tanto, y un recorrido por los secretos más sencillos de su humanidad fueron cubriendo como un manto las almas que participaban del memorable encuentro. Algunos relatos podían ruborizar al más tímido, otros emocionar al más parco. Sin duda fue un derroche de música, algo que el propio artista prometió al comienzo del show y con lo que finalmente cumplió a rajatabla con generosidad, no solo por las más de tres horas de canciones y poesía, sino por la experiencia de compartir pequeños secretos. Como el que cuenta que en un mundo de polaridades, como el blanco y el negro, el arriba y abajo, la izquierda y la derecha, hay algo que no tiene su opuesto: los girasoles. Sin embargo, luego de varias elucubraciones el don de poeta le permitió al cantautor imaginar un giralunas.
Cuenta la historia que una noche, cuando todos los girasoles decidieron juntos -como cada día- mirar el suelo, el giraluna decidió esperar mirando al cielo sin agachar ni esconder su cabeza. Esperó y esperó hasta que finalmente la noche le presentó a la Luna. Nunca la había visto y se emocionó tanto al verla que en la distancia ella se percató de su presencia. Entonces, notando la audacia del giralunas, le mostró algo que nunca nadie jamás antes había visto: su otra cara...
Cuenta Aute, que la Luna le dio esa ofrenda por tres razones: el giraluna nunca perdió la fe, mantuvo la curiosidad intacta y tuvo criterio propio. Tres valores, que aún sin mencionarlo el artista, escasean mucho hoy en día.
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