“A veces el destino es como una tormenta de arena que no se detiene
Quieres alejarte y te persigue.
Entonces cambias de dirección,
pero la tormenta siempre sabe cómo encontrarte
Una y otra vez juegas a esto, como un baile con la muerte antes del amanecer.
Esta tormenta no es algo que venga de lejos, es algo que tiene que ver contigo.
Esta tormenta eres tú."
Una y otra vez juegas a esto, como un baile con la muerte antes del amanecer.
Esta tormenta no es algo que venga de lejos, es algo que tiene que ver contigo.
Esta tormenta eres tú."
No hay un hálito de tregua. Es cruel. Es real. Es “Biutiful”. Es la última realización de Alejandro González Iñárritu, donde pone a pecho abierto el desgarrador final de una vida y el renacer a otra en distintos términos.
“Biutiful” no es una película fácil. Tiene una historia muy densa a la que resulta imposible escapar sin conmoverse, tiene una bellísima fotografía y una estupenda banda sonora. Tiene crueldad llevada al paroxismo, y una mezcla de realidad y misticismo a la que hay que acostumbrarse. Tiene emociones oscuras, ambición, dolor, locura. Tiene tanto de esto último que el impacto aturde.
Es un hecho que no se puede pasar por la película sin estremecerse, pero tanto dolor concentrado desdibuja el contexto de la historia. Uxbal (Javier Bardem) un buscavidas de mediana edad en Barcelona debe hacerse cargo de sus dos pequeños hijos, sobrellevar una turbia relación con su esposa, lidiar con su hermano, con los espíritus de los muertos y con su pasado, cuando descubre que está enfermo y que ese es un camino sin retorno.
De ese punto parten luego otras historias que trazan líneas paralelas en la película. Así se ve la corrupción, el abuso, la brutalidad de la inmigración ilegal, los entretelones de la prostitución, la droga y el alcoholismo en el corazón de Barcelona. A medida que avanza la película todo se va entreverando y el cóctel se vuelve explosivo.
“Biutiful” tiene el sello Iñárritu (Amores Perros, 21 gramos, Babel). Sin embargo en esta ocasión el director toca tantas fibras emotivas a la vez que la sensación que provoca es la de claustrofobia, más que reflexión. Deja un sabor a desasosiego que no da paso a ninguna claridad, salvo aquella que pretende mostrar cómo viven algunos y cómo pretenden imaginar la muerte otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario