Se puede vivir toda la vida junto a alguien y nunca conocer su esencia, su historia, su pasado. La muerte, la única excusa irremediable de la vida, es el hilo que conducirá a dos jóvenes a conocer el pasado de su madre. Ese es el resumen más breve de Incendies, de Denis Villeneuve, ganadora de varios premios en festivales internacionales de cine durante 2010.
Jeanne Marwan (Mélissa Désormeaux-Poulin) y Simon Marwan (Maxim Gaudette), son mellizos y viven en Canadá. La jornada en la que conocen la última voluntad de Nawal Marwan, su madre, será el comienzo de una historia que los llevará a cruzar un camino trazado por pasiones, odios, rencores y dolor.
Sin quererlo, y obligados por las circunstancias, irán tejiendo su vida en los pasos dados años atrás por su madre. El recurso argumental, que rememora así descrito las acciones que emprenden los hijos de Francesca Johnson (Meryl Streep) en Los Puentes de Madison (1995), es en Incendies radicalmente antagónico. No hay una opción que no se toma, sino una sucesión de imposiciones que fueron condicionando una y luego varias vidas.
La película posee una fuerza espeluznante que se escenifica en su comienzo y no cede hasta el final. Hay momentos de tensión que se logran con magnificencia y actuaciones reveladoras que preceden segundos trágicos. Denis Villeneuve logra ser sutil en el tratamiento y presentación de la desgracia, aunque sobran algunas reafirmaciones conceptuales, como las que se observan cuando nos narran que la madre ha sido violada durante un tiempo de reclusión en su pasado.
La historia global sin embargo es potente. Por momentos la atmósfera que rodea el film es agobiante. En otros se ve con nitidez cómo se extiende la agonía de la búsqueda lo que provoca primero, deseos de que se aceleren las agujas del reloj y luego, conforme avanza el encuentro con la verdad, de rogar que por favor se detengan.
"Incendies" (teaser) - Radiohead