Abramović, un enlace

Fotografía Marco Anelli.


En los 70' Marina Abramović mantuvo una intensa historia de amor con Ulay. Pasaron 5 años viviendo en una furgoneta realizando toda clase de performances. Cuando su relación ya no daba para más, decidieron recorrer la Gran Muralla China, empezando cada uno de un lado, para encontrarse en el medio, abrazarse y no volver a verse nunca más. 23 años después, en 2010, cuando Abramovic ya era una artista consagrada, el MoMa de Nueva York dedicó una retrospectiva a su obra. Dentro de la misma, Marina compartía un minuto en silencio con cada extraño que se sentaba frente a ella. Ulay llegó sin que ella lo supiera, y esto fue lo que pasó. 



Año a año lo que sucede en la Berlinale da que hablar. Alguno de los trabajos cinematográficos premiados siempre cuela en el boca a boca y se afirma en las redes sociales, a veces hasta volverse como un fastidioso spam. Lo más reciente que recuerdo: el documental MarinaAbramovic, The artist is present, ganador del premio del público en la sección Panorama del festival alemán. La realización cinematográfica y el premio dan más que hablar que el propio tema que reproduce: la última retrospectiva que realizó la artista yugoslava en el MOMA de Nueva York.

Desde hace una semana leo el “enlace compartido” donde se cuenta un fragmento de la vida de Abramovic y su relación con otro artista llamado Ulay. Tras la breve anécdota que abre esta nota se pega un link que conduce a un video con una extracción de la performance que realizó la artista al repasar su trayectoria. Solo con curiosidad se va de un enlace a otro sorteando postas hasta entender toda la madeja de la historia.

Fue un proceso interesante. En el camino encontré verdaderas joyas, como una entrevista donde es la propia Abramovic quien narra con lujo de detalles lo que significaría su retrospectiva (el video se grabó antes).

En 2011 tuve ocasión de apreciar una de las fotografías de esta artista. Me impresionó entrar en una sala diáfana y ver al fondo de un pasillo una pared cubierta con la imagen de una mujer de brazos extendidos vestida con atuendos similares a los de una monja que levitaba sobre una gran cocina. Parecía crucificada allí mismo.

Luego de ver varias cosas más en la web, siento que aquella fotografía podría ser uno de los trabajos más tenues en una trayectoria marcada por ejecuciones y performances provocadoras; muchas de las cuales tienen contenidos tan hondos que se interiorizan con y sin explicación. Basta estar bien parados en el aquí y ahora para comprenderlas.

El documental la tiene a ella como protagonista, pero no es su obra. Desde su estreno el trabajo cosecha buenas y malas críticas. Suele pasar. Entre lo que se comenta en los textos mediáticos se coincide en subrayar que lo más significativo es el reencuentro entre Abramovic y Ulay. Lo restante parecería diluirse como papel mojado.

Aún sin ver la película reuní todos los enlaces y armé mi propio puzzle con datos, referencias e imágenes de esta mujer de la que se dice mucho, pero a la que solo unos pocos pudieron mirar profundamente a los ojos. Y es en sus miradas donde se entiende lo no dicho al compartir un enlace. 



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