Alegría al por mayor

Sin prejuicios reconozco que Miss Tacuarembó -basada en un libro de Dani Umpi y dirigida por Martín Sastre- me gustó tanto que la vi dos veces. No dos veces usando descuento o con la tarjeta de pase cultural. Pagué dos veces para verla en el cine. Me gustó. Salí cantando canciones y saltando las coreografías (una amiga me advirtió de esas consecuencias).

La historia es tierna e irreverente. Tan particularmente irreverente que tiene un Jesús “pop star” -que baila, canta y es un producto más de la sociedad del consumo-, tiene santos que disputan el “top ten”, y tiene niños que bailan “What a Feeling” vestidos con la estética de los ochentas y que generan la mirada horrorizada de acartonados habitantes de la ciudad. (Solo quien alguna vez vivió en ese pueblo puede conocerlo tanto)

La película vale buenas críticas por su estética, sus canciones, por la historia y por los toques humorísticos. También por la crítica profunda a los prejuicios que se imponen ante quienes suelen ser “diferentes” a la mayoría.

La película vale, más si se la mira sin preconceptos. Abierto. Es fresca y divertida, llena de picardías y alegorías para quienes alguna vez se sintieron sapos de otro pozo.

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